El día menos pensado me puse a pensar
cual sería la misión que en esta vida debía realizar,
porque no soy una casualidad ni estoy aquí por azar.
De niño aprendí a jugar y jugando comencé a aprender,
al paso del tiempo supe que el amor es el centro de la creación,
todo gira en torno a él;
sin embargo si crees que tu príncipe azul llegará sigue dejando pasar sapos y sola te quedarás;
consciente estoy que no existe la mujer ideal,
pero estoy convencido que no todas son igual;
el amar te hace madurar, es algo mágico y especial,
la base de todo en la vida, aunque en ocasiones te deje una herida.
El tiempo sigue avanzando y mi piel se va gastando;
es momento de aceptar que envejecí,
pero de lo mucho que aprendí, lo mejor ha sido compartir,
porque vine aquí para servir y es lo que me da fuerza para seguir;
de otro modo no podría vivir.
Hoy sé que mi única misión era regalar mi corazón,
compartir una experiencia, cantarte una canción,
escribirte un verso y decirte adiós con un beso;
pues estoy aquí de paso y nada me llevaré,
pero lo que sembré aún en mi ausencia dará fruto,
y me rendirá tributo para trascender,
para permanecer,
para volver a nacer.
Por Ruben Terraza